"Inseguridad en Buenos Aires: el 'ministro fantasma' ignora la tragedia"

La ola de violencia en el conurbano bonaerense se agrava mientras el ministro de Seguridad, Javier Alonso, permanece en el silencio. Las vidas de víctimas como Alberto Quiroz y José Luis Gómez reflejan un sistema que parece desmoronarse sin respuestas efectivas.

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El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, detrás del gobernados Axel Kicillof, que mira hacia otro lado.

El reciente aumento de la violencia en la provincia de Buenos Aires ha puesto de aliviar la falta de acción y comunicación por parte de su ministro de Seguridad, Javier Alonso. Mientras los crímenes se vuelven moneda corriente en el conurbano, los funcionarios a cargo parecen ignorar el clamor de la ciudadanía.

Alberto Quiroz, de 26 años, y José Luis Gómez, de 48, son solo dos de las numerosas víctimas en una ola de robos que ha culminado en asesinatos. Quiroz fue asesinado para robarle el auto en Lomas de Zamora, mientras que Gómez, un detective de la Policía de la Ciudad, fue ultimado por su moto en Lanús. Estos incidentes han dejado en evidencia la creciente inseguridad que se vive en la región.

En un contexto donde el miedo y la angustia marcan la vida cotidiana de los bonaerenses, la figura del ministro Alonso es prácticamente invisible. Pese a haber asumido hace casi un año, su falta de presencia en los medios y ante las víctimas ha generado dudas sobre su capacidad para liderar un área crítica. No se conocen planes ni estrategias para combatir la creciente criminalidad, lo que ha llevado a la percepción de un gobierno que opta por la indiferencia frente a una crisis palpable.

La administración de Alonso contrasta duramente con la de su predecesor, Sergio Berni, quien aunque polémico, mantuvo una visibilidad constante y una comunicación activa. En el contexto actual, la inacción de Alonso se torna preocupante, no solo por la falta de medidas efectivas, sino por el riesgo de que la tragedia y el sufrimiento de las familias afectadas caigan en el olvido.

El gobierno de Axel Kicillof se enfrenta a un dilema crítico: la necesidad de priorizar la seguridad y la urgencia de una respuesta coordinada y efectiva que brinde tranquilidad a los ciudadanos. Con un aumento del 4% en la criminalidad, según datos de la Procuración de la Corte, y la cotidianidad de la violencia palpable en cada rincón del conurbano, es imperativo que se implementen acciones concretas.

Las calles reflejan un estado de sitio: comercios enrejados, transportes públicos eludiendo trayectos, y un clima de desconfianza generalizado que afecta incluso a los más jóvenes. En este contexto, los bonaerenses exigen una respuesta firme, y el silencio del ministro no hace más que intensificar la sensación de abandono.

Frente a este panorama, el ejemplo de Rosario se erige como un faro de esperanza. Un plan de acción articulado ha permitido una reducción significativa de la criminalidad, demostrando que la intervención decidida y coordinada es posible. La clave radica en reconocer la gravedad de la situación y actuar en consecuencia.

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