Subrogación de Vientre: La Revolución de la Fertilidad en Argentina y el Vacío Legal que la Rodea

En un país donde la gestación por sustitución no está claramente regulada, la subrogación de vientre emerge como una opción para quienes buscan ser padres. Mientras crece la demanda en ciudades como Rosario, la falta de legislación y la controversia religiosa destacan el vacío y los desafíos de esta práctica.

Sociedad13 de agosto de 2024LORENA ACOSTALORENA ACOSTA
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La subrogación de vientre, también conocida como gestación por sustitución, se ha convertido en una opción cada vez más considerada por quienes enfrentan dificultades para tener hijos. A pesar de la visibilidad de casos mediáticos como los de Marley y Luciana Salazar, en Argentina la práctica sigue en un terreno ambiguo. La falta de legislación específica genera un vacío legal que, si bien no prohíbe la práctica, complica su regulación y ejecución.

En Rosario, ciudad que ha visto un incremento en las consultas sobre esta opción reproductiva, el panorama es mixto. Carlos Morente, médico ginecólogo especialista en medicina reproductiva, explica que la subrogación ofrece una solución cuando no es posible un embarazo natural. "La gestación por sustitución aparece como una opción en la ausencia de un útero funcional", comenta Morente. Aunque la práctica no crece exponencialmente, ha generado un aumento en la demanda, similar al observado en la congelación de óvulos.

El proceso de subrogación requiere de una habilitación judicial previa para asegurar que se respeten los derechos de todas las partes involucradas. Julia Marasciuolo, abogada especialista en Derecho a la Salud, señala que en Argentina no existe una legislación específica sobre la gestación por sustitución, pero tampoco está prohibida. La filiación se regula bajo las normas del Código Civil, que reconoce tres fuentes de filiación: natural, adopción y técnicas de reproducción asistida. Sin embargo, la voluntad procreacional de los comitentes no está claramente reconocida, lo que lleva a solicitar la "inaplicabilidad" del artículo para inscribir al bebé como hijo de los solicitantes.

En la práctica, los acuerdos entre comitente y gestante son fundamentales. Morente recomienda que la gestante sea una persona conocida o, preferentemente, un familiar para facilitar el proceso. Los requisitos para la gestante incluyen una edad y estado físico adecuados, así como la experiencia previa de embarazos saludables. Aunque el costo de la subrogación puede rondar los 3 mil dólares, el proceso es a menudo solidario y está marcado por fuertes lazos afectivos.

El testimonio de Maximiliano y Rafael, una pareja de médicos que recurrió a una enfermera para gestar a su hijo durante la pandemia, ilustra los aspectos humanos de la subrogación. "Es un proceso durísimo, pero todos los que no pueden tener hijos deberían tener la posibilidad de acceder al vientre subrogado", afirma Maximiliano.

Sin embargo, la Iglesia Católica ha condenado la subrogación de vientre, con el Papa Francisco denunciando la "comercialización del cuerpo humano". Este rechazo religioso contrasta con la creciente aceptación social y el aumento de consultas sobre la práctica en Argentina.

A medida que la subrogación de vientre se convierte en una opción más accesible en el país, el debate sobre su regulación y los aspectos éticos y legales continúa. Mientras tanto, la medicina reproductiva avanza para satisfacer las necesidades de quienes desean formar una familia a través de esta alternativa.

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