Estados Unidos entra en guerra con Irán: Trump ordenó el bombardeo de tres instalaciones nucleares

Irán respondió con amenazas directas a bases estadounidenses y crece la tensión internacional. El conflicto ya es considerado una guerra abierta.

En una jornada marcada por un giro dramático en la política internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el inicio de una guerra formal con Irán tras ordenar el bombardeo de tres instalaciones nucleares clave: Fordow, Natanz y Esfahan. Según detalló, el ataque fue ejecutado con aviones bombarderos B-2 desde la base de Guam y tuvo como objetivo frenar el desarrollo atómico del régimen iraní.

“Se ha lanzado una carga completa de bombas sobre Fordow. Esa base ya no existe”, publicó Trump en su red Truth Social. El mandatario aseguró que todos los aviones regresaron “sanos y salvos” y felicitó a las Fuerzas Armadas por una “operación histórica”.

El ataque, llevado a cabo con munición GBU-57 (Massive Ordnance Penetrator), fue coordinado previamente con el gobierno de Israel, que había solicitado una acción inmediata tras los recientes ataques iraníes a Tel Aviv. Medios internacionales reportaron que las negociaciones diplomáticas previas, impulsadas por Turquía y Omán, fracasaron y dejaron el camino libre para la escalada bélica.

Dentro del propio gobierno estadounidense, el general Erik Kurilla —referido como “el Gorila” por su perfil duro— habría desplazado a figuras clave del gabinete, como los secretarios de Estado y Defensa, para acelerar la ofensiva militar.

Mientras tanto, Irán promete represalias contra todas las sedes estadounidenses en la región. Se espera una respuesta inminente en las próximas horas. El régimen también habría cerrado el paso de barcos de combustible por el estratégico Estrecho de Ormuz, lo que podría afectar el suministro energético hacia Europa.

En medio de la creciente tensión, Trump anunció que dará un discurso a la nación para justificar la operación y pedir que Irán “ponga fin a esta guerra”. Sin embargo, la posibilidad de una desescalada parece remota ante el endurecimiento de las posiciones en Washington, Teherán y Tel Aviv.