El lamento de una Elección entre dos males - Oscar Canavese

"Desafortunadamente, todo indica que estamos ante una paridad tan marcada que cualquiera de los dos contendientes podría convertirse en el presidente de la Nación. Y esta, sin duda, es la derrota colectiva que como país debemos enfrentar".

Editoriales 16 de noviembre de 2023 Novedades del  Sur Novedades del Sur
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El debate electoral, ese momento en que las promesas vuelan y las verdades se escurren entre los dedos, es solo una instantánea en la película política. Lo que realmente importa es el resultado en las urnas del próximo domingo. Desafortunadamente, todo indica que estamos ante una paridad tan marcada que cualquiera de los dos contendientes podría convertirse en el presidente de la Nación. Y esta, sin duda, es la derrota colectiva que como país debemos enfrentar.

Es una derrota que refleja la profunda crisis social y cultural que atravesamos como sociedad. Dos posibles presidentes que no generan entusiasmo, dos opciones que la mayoría de la gente elige más por oposición al otro que por una convicción positiva. ¿Cómo llegamos a este punto? La construcción de figuras como Sergio Massa y Javier Milei es, en gran medida, un reflejo de nuestras debilidades institucionales, la falta de participación ciudadana y la mala praxis política de algunos sectores.

Ambos candidatos no surgieron de la nada. Son representativos de un retroceso brutal que ha experimentado nuestro país, con sus grandezas y miserias reflejadas en cada gesto y declaración. Gane quien gane el domingo, nos esperan años de turbulencias, sufrimientos y angustias. Esta elección, más que un avance hacia el futuro, parece una elección entre dos males.

El debate, en sí mismo, evidenció estrategias políticas calculadas y tácticas de confrontación. Sergio Massa, hábil en su retórica, logró dar vuelta la tortilla, desviando la atención de los problemas económicos y sociales generados por el actual gobierno hacia Milei, quien aún no ha tenido la oportunidad de gobernar. Por otro lado, Milei, aunque logró mantener la serenidad, desperdició oportunidades clave para exponer casos de corrupción y demostrar su experiencia.

Massa, en su afán de presentarse como el defensor de los trabajadores, protagonizó momentos cómicos al afirmar que no tiene empresarios amigos, desencadenando carcajadas en el público. La realidad es que Massa es un facilitador de negocios para un grupo de empresarios que lo respalda económicamente. Por otro lado, Milei, aunque logró mantener la calma, perdió chispa y espontaneidad, revelando su falta de experiencia en este tipo de debates.

La elección entre inflación y estabilidad, continuidad o cambio, populismo o república, planteada por Milei al final del debate, fue un baldazo de agua fría para Massa. Sin embargo, ambos candidatos dejaron preguntas sin responder y revelaron sus propias debilidades.

Mientras nos preparamos para tomar una decisión el domingo, queda la esperanza de evitar que la violencia verbal, que actualmente domina el panorama político, no se transforme en violencia física. Ojalá, contra todo pronóstico, podamos encontrar un camino hacia la reconstrucción de nuestra sociedad y evitar que esta elección entre dos males se convierta en una sentencia de años oscuros para Argentina.

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