Descubrimiento en Neuquén: Huellas de pterodáctilos de 100 millones de años asombran a la comunidad científica

Un equipo de paleontólogos del CONICET ha realizado un hallazgo extraordinario en Aguada de Tuco, Neuquén, donde se encontraron huellas de pterodáctilos y restos de un ictiosaurio. Este descubrimiento promete enriquecer el conocimiento sobre la fauna del hemisferio sur en la era de los dinosaurios.

Sociedad04 de noviembre de 2024SOFIA ZANOTTISOFIA ZANOTTI
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Las huellas encontradas por científicos del CONICET datan de aproximadamente 100 millones de años

En una destacada labor científica, paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) han descubierto en la localidad de Aguada de Tuco, provincia de Neuquén, huellas de pterodáctilos que datan de aproximadamente 100 millones de años. Este hallazgo se llevó a cabo como parte de una iniciativa de conservación promovida por el Ministerio de Desarrollo Humano, junto con la colaboración de gobiernos locales.

Durante dos jornadas de trabajo intensivo, el equipo, coordinado por los paleontólogos Mateo Gutiérrez y Micaela Chaumeil Rodríguez, logró el rescate parcial de un ictiosaurio y el monitoreo de restos de un cocodrilo en la zona conocida como la formación Candeleros del Cretácico Superior. Las huellas incluyen al menos 21 impresiones de manos y cuatro de pies, mostrando características únicas que se asocian con pterosaurios, reptiles voladores que dominaron los cielos durante la era de los dinosaurios.

Las marcas encontradas revelan una morfología distintiva, con impresiones de tres dedos en las manos y pies, así como surcos que indican el paso de estas criaturas. “Se trata de un hallazgo relevante, ya que el registro de reptiles marinos en esta unidad geológica es escaso, siendo este el primer registro de ictiosaurios para la localidad”, destacó Gutiérrez.

Arturo Heredia, investigador del IIPG-CONICET, explicó que la zona ha sido objeto de estudio desde hace años, y que este descubrimiento representa un avance significativo en el conocimiento de la fauna del hemisferio sur. “El registro de huellas es crucial para entender el entorno en el que vivían estos reptiles, ya que, a diferencia de los restos óseos, las huellas ofrecen una evidencia más precisa de su comportamiento y hábitat”, agregó Heredia.

Además, en un monitoreo en la formación Vaca Muerta, se encontraron restos de un cocodrilo marino, lo que sugiere una rica diversidad de vida marina en esta región durante el Cretácico. Gutiérrez mencionó que la información obtenida de los cráneos hallados puede ayudar a reconstruir la diversidad de estos reptiles en el pasado.

El trabajo de los paleontólogos fue respaldado logísticamente por el Escuadrón N°30 de Gendarmería Nacional, destacando la importancia de la colaboración interinstitucional en la conservación del patrimonio natural y cultural de Neuquén.

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