Inflammaging: el enemigo silencioso del envejecimiento saludable

Se trata de una inflamación crónica de bajo grado que avanza con la edad y está asociada a enfermedades cardiovasculares, diabetes y deterioro cognitivo.

Salud22/12/2025SOFIA ZANOTTISOFIA ZANOTTI
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Durante años, la inflamación fue considerada solo una respuesta puntual del organismo ante infecciones o lesiones. Sin embargo, especialistas de Harvard Health Publishing advierten que existe un tipo de inflamación persistente, silenciosa y de baja intensidad que puede influir de manera decisiva en cómo envejecemos y en la aparición de enfermedades crónicas.

Este proceso es conocido como inflammaging, un término que surge de la combinación de inflammation (inflamación) y aging (envejecimiento). A diferencia de la inflamación aguda, que cumple una función protectora, el inflammaging no tiene un beneficio claro para el organismo y puede mantenerse activo durante años sin generar síntomas evidentes.

Según los especialistas, esta inflamación crónica va produciendo un daño progresivo en células, tejidos y órganos. Con el tiempo, ese deterioro acumulado se traduce en una mayor vulnerabilidad frente a enfermedades frecuentes en la adultez mayor, como patologías cardiovasculares, diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos.

En el plano cognitivo, el inflammaging también despierta preocupación. La inflamación persistente puede interferir en procesos clave del cerebro, como la memoria y el aprendizaje, acelerando el deterioro mental asociado al paso del tiempo y afectando la autonomía y la calidad de vida.

Uno de los factores centrales detrás de este fenómeno es el envejecimiento del sistema inmunológico, un proceso conocido como inmunosenescencia. Con los años, las defensas pierden eficacia para combatir infecciones y, al mismo tiempo, aumentan las respuestas inflamatorias innecesarias. Este desequilibrio crea el escenario ideal para que la inflamación crónica se sostenga en el tiempo.

Desde Harvard señalan que el inflammaging no aparece de forma repentina. Se desarrolla lentamente a lo largo de décadas y está influido tanto por la genética como por los hábitos cotidianos. Por eso, el estilo de vida cumple un rol clave en su activación o control.
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Entre las recomendaciones más importantes para reducir la inflamación se destaca una alimentación equilibrada, basada en frutas, verduras, pescado, legumbres y frutos secos, y con bajo consumo de alimentos ultraprocesados. A esto se suma la actividad física regular, que ayuda a disminuir los marcadores inflamatorios en el organismo.

Dormir bien, manejar el estrés y reducir el uso de pantallas antes de descansar también forman parte de las estrategias respaldadas por la evidencia científica. Los expertos coinciden en que, si bien no se puede frenar el paso del tiempo, sí es posible influir en la edad biológica y mejorar el envejecimiento desde una mirada preventiva.

Finalmente, aclaran que esta información tiene fines educativos y no reemplaza la consulta médica. Ante síntomas o dudas, siempre es fundamental acudir a un profesional de la salud para una evaluación personalizada.

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