Baja de retenciones: más dólares del campo y menos recaudación

El Gobierno redujo las retenciones a la soja, el trigo y el maíz con la intención de acelerar la liquidación de exportaciones en los próximos meses. Analistas estiman un ingreso extra de divisas en verano y un costo fiscal de hasta USD 700 millones.

Economía10/12/2025SOFIA ZANOTTISOFIA ZANOTTI
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El Gobierno nacional anunció una nueva baja de los derechos de exportación para el sector agropecuario, con el foco puesto en la soja y sus derivados, el trigo y el maíz. La medida entrará en vigencia una vez que se publique en el Boletín Oficial y apunta a mejorar la competitividad del complejo agroindustrial y, al mismo tiempo, incentivar la entrada de dólares en los próximos meses.

En el caso de la soja, la alícuota baja del 26% al 24% para el poroto, mientras que para el aceite y la harina se reduce del 24,5% al 22,5%. Para el maíz, el derecho de exportación pasa del 9,5% al 8,5%, y para el trigo y la cebada, del 9,5% al 7,5%. También se recortan medio punto las retenciones al girasol, del 5,5% al 4,5%.

A diferencia de la rebaja puntual aplicada en septiembre —que llevó las retenciones a 0% por 72 horas y con cupos limitados— en esta oportunidad el Gobierno presenta el cambio como permanente. Esa señal política busca dar previsibilidad a los productores de cara a la campaña 2025/2026 y alentar la siembra, más que generar un impacto inmediato masivo sobre la recaudación.

En términos fiscales, los derechos de exportación aportaron alrededor de 7 billones de pesos en 2025, cerca del 4% de los recursos tributarios, equivalentes a unos USD 4.900 millones. Con las nuevas alícuotas, distintos estudios privados estiman para 2026 una caída de recaudación del orden del 9% al 10% en el conjunto del sector.

De acuerdo con cálculos de consultoras especializadas, el costo fiscal de la medida rondaría entre USD 580 millones y USD 687 millones, dependiendo del volumen de producción exportable y de la evolución de los precios internacionales. En soja se proyecta una merma de ingresos del 8% interanual; en maíz, cercana al 10,5%; y en trigo, más profunda, cercana al 37%, por la baja más fuerte de la alícuota.

En el frente cambiario, el impacto más inmediato se espera sobre el trigo, el cultivo que registra la reducción más importante de retenciones y que concentra sus ventas entre diciembre y enero. Con estimaciones de cosecha récord cercanas a los 25 millones de toneladas y un saldo exportable proyectado de entre 16 y 17 millones, el potencial de ingreso por exportaciones de trigo ronda los USD 3.200 millones para este verano, unos USD 700 millones más que la campaña anterior. Sin embargo, los especialistas aclaran que esa mejora responde tanto a la mayor oferta disponible como al incentivo tributario.

Para el complejo sojero, la baja de retenciones se sentirá con más fuerza a partir de la nueva cosecha, cuyas liquidaciones se concentran entre abril y julio. Analistas del sector remarcan que la decisión se vincula con la necesidad del Gobierno de sumar divisas en un contexto de reservas ajustadas y ventas muy débiles por parte de los productores en las últimas semanas.

Respecto del precio que recibe el productor, los economistas advierten que el beneficio será parcial. En un momento de fuerte oferta, el traslado de la reducción impositiva a las cotizaciones internas tiende a ser limitado. Informes privados señalan que, para la soja, la mejora efectiva podría ubicarse en torno a USD 8 a USD 30 por tonelada según el momento de la campaña, mientras que en trigo y maíz los márgenes siguen siendo más ajustados e incluso negativos en algunos casos.

En este marco, especialistas en agronegocios subrayan que “no corresponde esperar un traslado lineal de la baja impositiva al precio”, ya que el valor final se define por la interacción entre oferta, demanda y capacidad de pago de la industria. También remarcan que la rentabilidad de las plantas procesadoras aún muestra signos de estrés, lo que acota el espacio para mejorar los precios internos.

Desde las entidades que agrupan a exportadores y procesadores de granos celebraron la decisión oficial y la interpretan como un “nuevo paso” hacia el objetivo de eliminar gradualmente las retenciones, una promesa de campaña del presidente Javier Milei. El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó que las nuevas alícuotas para trigo y maíz son las más bajas de los últimos seis años y reiteró la intención del Gobierno de seguir recortando impuestos al sector cuando las condiciones macroeconómicas lo permitan.

Los analistas financieros, por su parte, ven la medida más como una señal de mediano plazo que como un factor capaz de cambiar drásticamente el escenario en el corto plazo. Coinciden en que el principal objetivo es que el productor planifique la próxima campaña con reglas algo más favorables, se anime a invertir y aumente la producción, reforzando la capacidad del país para generar dólares comerciales.

Con esta decisión, Argentina, principal exportador mundial de aceite y harina de soja y tercer proveedor global de maíz, da un paso más para reposicionar al agro como motor de la salida de la recesión, aun a costa de resignar parte de la recaudación tributaria. El Gobierno apuesta a que, en el balance, menos impuestos se traduzcan en más producción, más divisas y, en el futuro, mayor actividad económica.

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