Un argentino en la isla más poblada del mundo: "No hay lugar ni para las bicicletas, todo se hace caminando"

Diego Robledo, periodista cordobés, relata su experiencia en el islote Santa Cruz, el lugar más densamente poblado del planeta, en una parada inesperada durante su visita al Caribe colombiano. Un sitio donde la vida transcurre sin motores y la interacción con los turistas es tan peculiar como su historia.

Sociedad11 de enero de 2025SOFIA ZANOTTISOFIA ZANOTTI
BXYDZLLXUBBKFMD5IZQUO55EC4
En el islote viven 1.200 personas, según el último censo, y recibe a diario la visita de 900 personas en temporada alta

A solo dos horas de Cartagena de Indias, Colombia, se encuentra el Islote Santa Cruz, el rincón más densamente poblado del mundo. Con tan solo una hectárea de extensión, alberga a unas 1.200 personas en condiciones de vida sorprendentes para quienes visitan la región por primera vez. El cordobés Diego Robledo, conocido periodista de CNN Radio Córdoba, estuvo allí junto a su familia como parte de un itinerario por las islas del archipiélago de San Bernardo.

EEASH2D5S5BUBLJCQ7ATXQSP4Q

"Es un lugar absolutamente distinto a todo lo que habíamos visto antes", expresó Robledo, quien admitió no saber de la existencia del islote antes de su visita. En este pequeño espacio, donde las viviendas se apilan en angostas calles y pasajes, los residentes viven con lo mínimo. La isla no tiene agua potable, y la electricidad, que llegó hace pocos años, depende de paneles solares donados por Japón.

Una de las particularidades más asombrosas de este islote es su acústica natural. "Cuando alguien habla en un extremo de la isla, se escucha en el otro", comentó Robledo, reflejando lo inusual de un lugar donde cada sonido parece viajar sin barreras. Sin autos ni motos, los habitantes y turistas se desplazan a pie, una consecuencia de la falta de espacio y de la estructura del lugar.

Además de ser un sitio pintoresco para los viajeros, Santa Cruz también cuenta con una cruz blanca en su plaza principal, un símbolo que organiza tanto las celebraciones como los momentos más solemnes de la isla. La cruz es el punto de partida de los cortejos fúnebres, un acto que destaca la limitación de espacio y la costumbre local de trasladar a los fallecidos hacia otras islas para su entierro.

A pesar de ser un destino turístico de creciente popularidad, Santa Cruz enfrenta una tensión entre la comunidad y los turistas. Con una llegada diaria de hasta 900 personas en temporada alta, los residentes parecen haber adoptado una postura de reserva frente a los forasteros, limitando el acceso a ciertas áreas y prefiriendo mantener su privacidad. Sin embargo, la economía local depende del turismo, lo que crea un contraste evidente entre la necesidad de ingresos y el deseo de preservar su modo de vida.

Te puede interesar
Lo más visto