La Cámara de Senadores se encuentra bajo escrutinio debido al elevado gasto mensual de $840 millones en más de mil asesores, sin una clara definición de sus responsabilidades. Se estima que muchos de estos asesores, contratados a expensas del contribuyente, permanecen en los despachos sin desempeñar tareas esenciales, generando inquietudes sobre la eficiencia del uso de los recursos públicos.

Con un promedio de 40 trabajadores por legislador en algunas oficinas, se demanda una revisión exhaustiva para determinar el estatus de aquellos empleados que no están asignados a ningún despacho ni comisión específica.

Cada senador dispone de un presupuesto mensual de $11.676.000, sin límite en la designación de personal. Además, se han identificado asesores de planta permanente, cuyos sueldos son sufragados directamente por el Senado de la Nación, no por el presupuesto individual de cada legislador.

Este informe surge en un contexto de debate nacional sobre el aumento de salarios de los senadores, votado recientemente a mano alzada, que en algunos casos supera los $7,2 millones de pesos brutos. Este incremento salarial es solo un ejemplo de los numerosos desembolsos que realiza el Congreso de la Nación para el funcionamiento de la Cámara Alta, alimentando el cuestionamiento sobre la transparencia y la responsabilidad fiscal en el ámbito legislativo.