Cientos de personas se congregaron el viernes en varias ciudades europeas, desde Berlín hasta París, Roma, Ámsterdam y La Haya, para expresar su indignación por la muerte del líder opositor ruso Alexei Navalny. Las multitudes, en un coro unificado, dirigieron sus críticas hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, a quien muchos responsabilizan del fallecimiento del activista.

En Berlín, una multitud de entre 500 y 600 personas se reunió frente a la embajada rusa en el bulevar Unter den Linden, coreando consignas como "Putin es un asesino" en una amalgama de ruso, alemán e inglés. La policía, desplegada en el área, utilizó barreras para separar a los manifestantes de la embajada.

En París, aproximadamente un centenar de personas se congregaron cerca de la embajada rusa, portando pancartas que acusaban a Putin de ser un asesino. Entre ellos, Natalia Morozov expresó su conmoción, destacando que Navalny representaba una esperanza para un futuro mejor en Rusia, una esperanza que, según ella, fue truncada por Putin.

En Roma, una treintena de personas, incluidos políticos de varios partidos, se reunieron cerca de la embajada rusa, levantando carteles que denunciaban el "asesinato de Estado" y calificaban a Navalny como una víctima de Putin.

En Países Bajos, cientos de manifestantes se congregaron en la plaza Dam de Ámsterdam, ondeando pancartas con consignas como "Putin es un asesino", mientras que en La Haya más de un centenar de personas se reunieron frente a la embajada rusa, según informes de la agencia de noticias neerlandesa ANP.

La esposa de Navalny, Yulia, se encontraba en Múnich, donde se esperaba otra concentración de protesta. En declaraciones previas en la Conferencia de Seguridad de Múnich, expresó su incredulidad ante la versión oficial de la muerte de su esposo, señalando que no confiaba en las afirmaciones del gobierno ruso liderado por Putin.