Un análisis exhaustivo realizado por economistas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires revela una preocupante realidad: las universidades nacionales enfrentan una grave escasez de recursos, con la posibilidad real de no poder operar más allá de los próximos dos meses y medio. Esta situación, atribuida a la falta de discusión y aprobación del presupuesto para el año en curso, ha dejado a las instituciones educativas en una encrucijada financiera, amenazando con un cierre inminente en el segundo semestre del año.

El efecto de la inflación, que alcanza un alarmante 276%, ha erosionado los fondos asignados a las universidades, las cuales dependen en un 90% de recursos del presupuesto anual aprobado por el Parlamento. A pesar de que el presupuesto para la Educación Superior se mantuvo igual que en el año anterior, la inflación ha reducido significativamente su poder adquisitivo.

La Universidad de Buenos Aires (UBA), junto con otras 58 universidades nacionales, se encuentra en una situación crítica, con recursos agotados para cubrir salarios de docentes e investigadores. El presupuesto asignado para este fin apenas alcanza para cubrir el primer bimestre del año, dejando a las instituciones en una situación de precariedad financiera sin precedentes.

Los reclamos de los rectores y autoridades universitarias han sido constantes, pero hasta el momento no han obtenido respuestas satisfactorias. La falta de previsión y la ausencia de ajustes adecuados en el presupuesto ponen en riesgo el funcionamiento de las universidades y de los hospitales universitarios asociados.

A pesar de un reciente anuncio de refuerzo presupuestario por parte del Gobierno, destinado principalmente a gastos de funcionamiento, los economistas advierten que este aumento es insuficiente para abordar la crisis financiera en su totalidad. Es urgente que se aborde la discusión parlamentaria del presupuesto 2024 para brindar estabilidad y garantizar el funcionamiento continuo de las instituciones educativas.