A 15 años de la pelea más incómoda del fútbol argentino: Maradona-Riquelme

La polémica nació el 6 de marzo de 2009 cuando Diego, entonces DT de Argentina, criticó en TV el nivel futbolístico de Román. “Así no me sirve”,habría declarado.A la semana siguiente, el 10 de Boca anunció su renuncia a la selección: “Mis códigos no son los de él”.

Deportes06 de marzo de 2024Redacción Canavese & AsocRedacción Canavese & Asoc
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El 6 de marzo de 2009, hoy hace 15 años, nació una de las polémicas más incómodas: el enfrentamiento entre dos ídolos del fútbol argentino en general y de Boca en particular, Diego Maradona y Juan Román Riquelme. En el programa Gol de Medianoche, de TyC Sports, el entonces entrenador de la selección lanzó una crítica futbolística pero pública al 10 de Boca. “Así no me sirve”, dijo y repitió Diego sobre el supuesto bajo nivel de Román.

Apenas cuatro días más tarde, el martes 10, enojado por haberse enterado por televisión de esa opinión del técnico, el propio Román diría “mis códigos no son los de él” y anunciaría su renuncia al seleccionado que se preparaba para las Eliminatorias al Mundial Sudáfrica 2010. Casi en continuado, para la siguiente presentación de Boca por el torneo Clausura, el domingo 15 ante Argentinos Juniors, la Bombonera tomaría partido a favor de Riquelme y en contra de Maradona. Incluso los hinchas de Boca cantarían “La selección se va a la puta que lo parió”.

Diego había asumido como técnico de la selección a fines de 2008 y ya había dirigido dos partidos, ambos triunfos, 1-0 ante Escocia en Glasgow en noviembre y 2-0 contra Francia en Marsella en febrero de 2009. Por supuesto no tenía el equipo armado, pero le sobraban variantes en ofensiva con Lionel Messi (Barcelona), Sergio Agüero (Atlético de Madrid), Carlos Tevez (Manchester City), Gonzalo Higuaín (Real Madrid) y Ángel Di María (Benfica). Para ninguno de los amistosos había sido convocado Riquelme pero se daba por descontado que Maradona lo llamaría para la doble fecha de las Eliminatorias que marcaría el debut oficial del nuevo técnico: el 28 de marzo ante Venezuela como local y el 1º de abril ante Bolivia en La Paz.

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Román había renunciado a la selección en septiembre de 2006, cuando –en el inicio del ciclo de Alfio Basile- explicó públicamente que su madre había sido internada dos veces y que debía privilegiar a su familia por el fútbol, aunque a los pocos meses daría marcha atrás y reaparecería en la Copa América Venezuela 2007, también con el Coco, y sería parte de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos Pekín 2008.

Sin embargo, en la medianoche del jueves 5 de marzo de 2009, en verdad ya en los primeros minutos del viernes 6, la relación entre ambos ídolos se quebraría. Maradona acudió a los estudios de TyC Sports y -ya algunos años después de haberle ganado dos pulseadas a la muerte con sus internaciones de 2000 y 2004- se mostró radiante y seguro de sí mismo. Incluso desafió al director de selecciones, Carlos Bilardo, su ex DT en México 1986 e Italia 1990.

-Estoy viviendo un momento excepcional. Me demostré a mi mismo que puedo comandar a un equipo. Estoy tan metido que me despierto a las 4 de la mañana para armar el equipo. Pero también tengo en claro que a Bilardo lo pusieron por si yo fallaba.

-Ayer hablé con (Martín) Demichelis, (Fernando) Gago, (Javier) Mascherano, (Juan Pablo) Carrizo, con el Kun (Agüero) también. Están todos prendidos fuegos para el 28 (ante Venezuela) y para el partido con Bolivia.

-La selección estaba confundida, chata. Era como si los jugadores venían, respetaban la camiseta argentina y listo. Y la camiseta argentina es otra cosa. Es sangre, nosotros hemos trabado con la cabeza. Si tenés un vestuario enchufado, que uno alienta a otro, es más fácil.

-Hay que jugar en la cancha de River con la gente motivada. Si no le transmitís nada a la gente, la cancha de River puede ser una heladera. Si transmitís, puede ser un hervidero.

Eran todas frases interesantes pero coyunturales. Hasta que Marcelo Palacios (uno de los entrevistadores junto a Gastón Recondo y Ariel Senosiain) le preguntó “¿Qué hacés con Riquelme?”, y entonces Maradona entregaría una respuesta que daría comienzo a una confrontación difícil para sus adoradores y los de Román. Ambos, Diego y Riquelme, tuvieron muchas polémicas en sus carreras, pero –al menos desde una mirada llana- se suponía que caminaban la misma vereda y que coincidían en los enemigos, en especial Mauricio Macri. Sin embargo, el ego o la autoestima de cada uno –necesaria para construir la carrera que hicieron- estaba por separarlos.

-Tengo una charla pendiente con él (arrancó Diego, en relación al último partido de Boca, el domingo anterior, 3-1 ante Huracán). No sé si tendrá un problema o físicamente no estará bien, pero no volvía. No quiero que me dé vueltas entre Mascherano y Gago, así no me sirve. Que venga y le quite la pelota a Demichelis, ¡está a tres kilómetros del arco! Eso es lo que tengo que hablar con Román.

-A Riquelme lo quiero en los últimos 20 metros para que se comunique con Tevez, Agüero y Messi, si es que juego con tres delanteros. Necesito que Román se pueda sacar un hombre de encima. Eso en la selección cuesta mucho. Estás atrás o adelante, en el medio no me servís. Yo lo quiero de enganche, pero que tenga esa velocidad mental para ponerles pelotas de gol a los delanteros, y que llegue él también. Si no, está en otro nivel del resto de los jugadores, que están en el aire.

En aquel Boca 3-Huracán 1 jugado cinco días atrás, el domingo 1º de marzo por el Clausura 2009, Maradona había concurrido a un palco de la Bombonera junto a su ayudante de campo, Alejandro Mancuso. Una lectura de labios detectó algunas reacciones negativas de Diego y del ex mediocampista de Vélez y Boca tras un par de pelotas perdidas por Riquelme, una especie de bufido o de confirmación de que no estaban viendo al Román que “les servía”. Es cierto que Riquelme no tenía el nivel de la Copa Libertadores 2007 –sobre todo físico-, pero su magia y su velocidad mental estaban intactas: no era tanto un enganche sino un media punta sobre la izquierda.

Tras las declaraciones del viernes 6, el mundo del fútbol siguió su rueda: el domingo 8, Racing perdía y luchaba contra los promedios y el River de Pipo Gorosito tenía una alegría aislada con el 3-1 a Arsenal en el regreso de Marcelo Gallardo y la improvisación de Paco Gerlo de 9. El Boca de Carlos Ischia, a su vez, perdía 2 a 0 contra Independiente en la cancha de Huracán. Riquelme, que había jugado los 90 minutos contra Táchira en Venezuela por la Copa Libertadores entre semana, el miércoles 4, fue suplente e ingresó tras el entretiempo.

Pero el lunes 9 comenzaría a explotar la bomba. Maradona llamó cinco veces a Riquelme y el 10 de Boca no lo atendió. El rumor se hizo incontenible: Román, que tuvo problemas con otros técnicos pero en la relación diaria –Louis Van Gaal, Manuel Pellegrini y Julio César Falcioni-, le devolvería a Diego con su propia táctica: anunciaría su renuncia por televisión. Como última carta ante lo que ya se creía inminente, en la tarde del martes 10, Maradona intentó conciliar y lanzó un mensaje por radio:

-Riquelme está convocado, me quise comunicar con él y no pude, no habrá escuchado los mensajes. Lo único que dije por televisión fue que no me sirve en la posición que juega en Boca, yo lo quiero más adelantado. No se me cruza por la cabeza la idea de que Riquelme renuncie al seleccionado.

-Yo no descubrí el agua caliente, ya le dije a Riquelme cómo quiero que juegue. Eso no es una crítica, cada uno puede interpretar como quiera. La verdad es que estoy cansado de las interpretaciones, yo digo lo que pienso y punto. De ninguna manera criticaría a Román.

-Riquelme, repito, está convocado. Por ahí no me pudo contestar los llamados porque está muy ocupado, hablaremos en Ezeiza cuando lo cite. Creo conocerlo a Román y le puede dar mucho al seleccionado.

Sin embargo, a esa misma hora del martes 10, Riquelme le concedía una entrevista al periodista Sergio Gendler para Telenoche, el noticiero de Canal 13, en la que anunciaría su segundo retiro de la selección, esta vez el definitivo. Desde las 20 de esa noche, el país lo sabría.

-Sé que me voy a perder el Mundial de Sudáfrica, pero cuando un jugador no tiene la misma forma de pensar del técnico no pueden estar juntos. Mis códigos no son los de él y nosotros dos está claro que no podemos trabajar juntos. Terminó la Selección para mí.

-Me enteré por la tele que el entrenador me ve muy mal. La realidad es que con el técnico del seleccionado argentino no coincidimos mucho.

-Yo no sé, pero me entero por la televisión de que no voy a Marsella (para el partido contra Francia, de febrero) escuchando a Bilardo, cuando ya tenía el permiso del técnico de Boca para ir y nadie de la selección me llamó ni me dijo nada.

-Soy muy transparente en mi vida. Ya tengo treinta años, no soy un nene, tengo las cosas claras. Seguramente me va a doler mucho ver los partidos por la tele. Las cosas están un poco raras. Me entero de la posición en que el director técnico quiere que juegue por la tele. Declara que Riquelme está jugando mal y el año recién comienza y Riquelme ha jugado sólo dos partidos.

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Esa misma noche, también Maradona dio por cerrado el asunto, aunque lo lamentó. “Riquelme tomó una decisión desacertada y me deja una tristeza muy grande. Pero no me puedo poner a llorar. El que renuncia no juega nunca más en mi selección, es definitivo”, dijo el entrenador, que el domingo siguiente, el 15, recibiría otro golpe: la desaprobación de la Bombonera.

En el siguiente partido de Boca, contra Argentinos por la sexta fecha del Clausura, el estadio tomó partido por Riquelme. Se colgaron varias banderas: "Maradona por la boca muere", "Riquelme ídolo de Boca. Maradona ídolo de la Selección y traidor. Román te amamos”, "Que pena Maradona, te fuiste de Boca”, "Los códigos no se manchan”, “Román es de Boca y de Boca nada más”. Pero además, más allá del clásico “Riqueeelme Riqueeelme”, los hinchas de Boca llegaron a cantar "La Selección, la Selección se va a la pu… que lo parió”.

Maradona quedó golpeado pero respondió con altura: "Me dolió en el alma que alguien me haya calificado de traidor, pero no puedo hacer nada. Yo sé lo que le di a Boca. Siempre va a tener razón el jugador, porque es el que da satisfacciones al hincha. Yo estoy atado de pies y manos porque no puedo jugar más. La gente tiene derecho de ponerse del lado que quiera. A Riquelme lo convoqué, pero quieren pensar otra cosa y yo tengo que seguir mi camino. Lo último que me pasaría en mi vida sería tener algún tipo de rencor con la gente de Boca".

Lo curioso fue que hasta entonces, aunque no eran amigos, ambos tenían afinidad, incluso gestos de admiración recíproca: tras la consagración de Boca en la Copa Libertadores 2000, Riquelme invitó al vestuario a Diego –que estaba en San Pablo como comentarista- para celebrar. Al año siguiente, en su partido despedida, Maradona se sacó su camiseta para mostrar la 10 de Riquelme. También hubo abrazos en los Juegos de Pekín 2008, a los que Diego había viajado como espectador.

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En cambio, los capítulos siguientes al contrapunto “Así no me sirve-Yo tengo otros códigos” regalarían más pólvora, aunque casi siempre desde el lado de Diego. En 2012, cuando Boca perdió la final de la Copa Libertadores ante Corinthians y Riquelme se tomó un descanso, Maradona arremetió contra el ídolo: "Si estás vacío, llenate" le dijo. En las elecciones de Boca de 2019, Maradona jugó a favor del candidato macrista, Christian Gribaudo, y volvió a criticar a Román: “El ídolo de un club, como Riquelme, no puede escuchar ofertas y venderse al mejor postor. Yo jamás lo hice. Los dólares no pueden pesar más que las convicciones”.

Ya en marzo de 2020, como técnico de Gimnasia, Maradona volvió a la Bombonera pero no fue recibido por Riquelme sino que recibió una plaqueta de manos de Miguel Brindisi, compañero en el título de Boca en el Metro 81. Hasta que, en la despedida de Riquelme, en 2023, el entonces dirigente le devolvió el gesto y mostró una camiseta de Diego (fallecido casi tres años atrás), mientras decía “Me tocó jugar con el más grande que yo vi desde chiquito, que fue Maradona”. La Bombonera entonces cantó “Diegooo Diegooo” y recién ahí pareció quedar atrás una polémica incómoda, dolorosa, que hoy cumple 15 años.

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