La renombrada empresa farmacéutica AstraZeneca ha tomado la decisión de retirar su vacuna contra el COVID-19 del mercado mundial luego de una serie de informes que evidenciaban la aparición de efectos secundarios adversos en quienes recibieron la dosis. Entre estos efectos, se destacan casos de trombosis, lo que ha generado preocupación y cuestionamientos sobre la seguridad del fármaco.

El anuncio oficial fue realizado tras la publicación de resultados de estudios que documentaron los posibles efectos secundarios de la vacuna en los días posteriores a su aplicación. El diario británico The Telegraph fue el primero en revelar estos datos, lo que desencadenó una serie de acciones por parte de las autoridades sanitarias y la propia empresa.

En el contexto de la Unión Europea, la vacuna de AstraZeneca dejó de comercializarse desde el día de ayer, generando un impacto significativo en la estrategia de vacunación de diversos países. En Argentina, donde se aplicaron millones de dosis producidas en colaboración con mAbxience y la Universidad de Oxford, la noticia también ha generado repercusiones, dado el alcance que tuvo esta vacuna en el plan de inmunización.

A pesar de los efectos secundarios reportados, AstraZeneca insiste en que los beneficios de la vacunación superan los riesgos asociados, catalogándolos como "extremadamente bajos". Sin embargo, la decisión de retirar el fármaco del mercado mundial plantea un escenario de incertidumbre y debate en torno a la seguridad y eficacia de las vacunas contra el COVID-19.