Más allá de la Memoria: Forjando un Futuro de Diálogo y Esperanza
El Terrorismo de Estado dejó una huella imborrable en nuestra historia, con miles de vidas perdidas, abusos, torturas y desapariciones. Pero hoy, más que nunca, debemos mantener la calma y la claridad en nuestros pensamientos, rechazando los debates manipulados que buscan distorsionar la verdad histórica.
En un tiempo donde el recuerdo político se enfrenta a nuevos retos, es crucial trascender más allá de los límites de la memoria. A lo largo de casi cinco décadas, hemos transitado momentos de claridad y complejidad, donde la memoria ha servido como guía, tejiendo el tapiz de nuestra historia. Sin embargo, hoy nos encontramos en una encrucijada única, donde la memoria se convierte en la frontera entre lo que aspiramos a ser y lo que rechazamos ser.
En un escenario donde se intenta imponer un relato selectivo, reflejo de una época marcada por la fragmentación y la parcialidad, nuestro desafío radica en preservar la integridad de la memoria política. Una memoria que ha persistido a pesar de los obstáculos desde el retorno a la democracia. Una memoria reconstruida capa tras capa, rescatada de los pliegues más profundos de nuestra conciencia colectiva.
Es innegable que el gobierno actual ha elevado sus provocaciones a niveles alarmantes, desafiando los principios fundamentales defendidos por los organismos de derechos humanos y la justicia. Sin embargo, la búsqueda de una "memoria completa" es un error epistemológico, ya que la memoria es inherentemente esquiva, resistiendo cualquier intento de ser encasillada en un relato único y homogéneo.
El Terrorismo de Estado dejó una huella imborrable en nuestra historia, con miles de vidas perdidas, abusos, torturas y desapariciones. Pero hoy, más que nunca, debemos mantener la calma y la claridad en nuestros pensamientos, rechazando los debates manipulados que buscan distorsionar la verdad histórica.
Es esencial convocar a la memoria y comprender nuestra historia en toda su complejidad. No podemos permitir que aquellos que intentan tergiversarla se adueñen de nuestro pasado común. Debemos levantar la voz contra el negacionismo y la injusticia, defendiendo los valores democráticos que han guiado nuestro camino.
A 48 años del golpe genocida, es imperativo fortalecer nuestra trama común. Porque la memoria es política, es el tejido que une nuestras experiencias, nuestras palabras y nuestras esperanzas. Es el piso firme sobre el cual construimos nuestro futuro, un futuro basado en el diálogo, el consenso y la esperanza.
Conclusión
En esta era donde la memoria política enfrenta nuevos desafíos, debemos ir más allá de los límites del recuerdo para construir un futuro de diálogo y esperanza. La integridad de nuestra memoria colectiva es fundamental para preservar la verdad histórica y defender los valores democráticos que nos guían. Es hora de fortalecer nuestra trama común y avanzar hacia un futuro donde la memoria sea la base de nuestra identidad y nuestra lucha por la justicia y la dignidad.
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