Según un alto funcionario de ayuda de las Naciones Unidas (ONU), aproximadamente 576.000 personas en la Franja de Gaza, equivalente a una cuarta parte de su población, están al borde de la hambruna. La situación se ha vuelto crítica, con la advertencia de que la inanición generalizada es casi inevitable si no se toman medidas urgentes.

Ramesh Rajasingham, director de coordinación de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, hizo un llamamiento al alto el fuego para permitir el acceso de la ayuda humanitaria a las zonas más afectadas. Sin embargo, los esfuerzos se ven obstaculizados por las hostilidades continuas, los cierres de pasos fronterizos y otras restricciones logísticas.

En el norte de Gaza, la situación es aún más alarmante, con uno de cada seis niños menores de dos años sufriendo desnutrición aguda. Prácticamente toda la población depende de la ayuda alimentaria, que lamentablemente no es suficiente para cubrir las necesidades básicas de supervivencia.

Estados Unidos insta a Israel a facilitar la entrega de ayuda humanitaria y a mantener abiertos los cruces fronterizos para garantizar su acceso seguro. Sin embargo, la escalada del conflicto y las dificultades logísticas hacen que la situación sea cada vez más desesperada.

En medio de este panorama desolador, el Programa Mundial de Alimentos se prepara para ampliar sus operaciones en caso de un acuerdo de alto el fuego. Mientras tanto, el riesgo de hambruna se agrava por la incapacidad de hacer llegar los suministros alimentarios críticos a Gaza y por las condiciones operativas extremadamente difíciles.

La guerra en Gaza, que comenzó con ataques de Hamás a Israel en octubre, ha dejado un saldo devastador en ambas partes. Sin embargo, la población civil palestina es la que más sufre las consecuencias, con la hambruna como una amenaza inminente en medio de la violencia continua.