En una operación conjunta, fuerzas militares de Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo ataques en Yemen durante la noche, apuntando a múltiples objetivos estratégicos. Estas acciones fueron ejecutadas como represalia contra las fuerzas hutíes respaldadas por Irán, responsables de ataques contra la navegación en el mar Rojo. Testigos informaron explosiones en todo Yemen, con ataques específicos en una base militar cercana al aeropuerto de Saná, instalaciones militares en Taiz, una base naval hutí en Hodeidah y sitios estratégicos en la gobernación de Hajjah.

El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que estos ataques selectivos envían un claro mensaje de que Estados Unidos y sus aliados no tolerarán amenazas a su personal ni permitirán que actores hostiles pongan en peligro la libertad de navegación. Mientras tanto, los hutíes prometieron represalias y reiteraron su apoyo a la lucha palestina contra Israel.

En medio de preocupaciones sobre la escalada del conflicto, los residentes de Yemen temen la repetición de la escasez de combustible y alimentos, exacerbando las dificultades en un país que apenas ha salido de casi una década de guerra. La situación ha generado largas colas en las gasolineras, y los precios del petróleo aumentaron más de 3 dólares por las inquietudes sobre el suministro.