El pasado 30 de agosto, el satélite argentino Saocom 1B fue lanzado a la órbita de la Tierra con la misión de crear mapas de humedad del suelo, acompañado del Saocom 1A, que despegó en el 2018. Juntos forman una constelación de satélites idénticos que suman información y permiten aumentar la capacidad de datos. Están a 620 kilómetros de altura, ubicados en los polos y en oposición, a 180° de distancia. Sus órbitas recorren la Tierra a lo largo de los meridianos.
 
Esta semana, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), difundió las primeras imágenes que envió el Saocom 1B, donde puede verse la Península de Valdés y las zonas montañosas de Tierra del Fuego, además de zonas de cultivos en Salta.

“La gente se tiene que enterar que Argentina tiene un satélite que está a primer nivel mundial”, dijo este miércoles Laura Frulla, investigadora principal de la misión Saocom, en Creo, el programa que conduce José Curiotto por Aire de Santa Fe.

“El satélite está andando muy bien. Ya probamos todos los instrumentos. Está casi llegando a la órbita definitiva. En diciembre va a estar llegando a donde tiene que esta y recién ahí vamos a empezar el proceso de calibración de los datos, es decir, de ajuste de los datos para que lo que mida me diga cosas que me represente los parámetros que quiero medir en la superficie terrestre”, explicó la científica.

"En diciembre va a estar llegando a donde tiene que esta y recién ahí vamos a empezar el proceso de calibración de los datos", dijo Frulla.

 
Cultivos y vegetación natural en Salta, Argentina.
CONAE
“Se le exigió mucha sensibilidad al instrumento. Esto lo habilita a satisfacer todo el sistema productivo de Argentina porque puede identificar distintos niveles de energía. No solo se puede identificar la humedad del suelo sino también dar unos aportes impresionantes para la agricultura, al medioambiente y los océanos”, dijo.

El Saocom 1B trabaja con determinada longitud de onda y tiene la capacidad de medir contenido de agua, penetrando la superficie para mirar debajo de ella. 

¿Qué se ve en las primeras imágenes?
Frulla detalló qué fue lo que los científicos pudieron observar en las imágenes que se procesan en la Estación Teófilo Tabanera, en Córdoba.

“Hay una imagen de la Península de Valdés que se ve como un ojo y que me encanta. Ahí hay una salina. Las salinas pueden ser internas o externas. Las externas, las que tienen comunicación al mar tienen un régimen de variedad. Pero las internas tienen un régimen estacional. Cuando llueve mucho se acumula el agua. En la foto se ve como un ojo y la parte celeste es el agua que está por debajo de la superficie salina y que el satélite puede ver. Es surrealista. Da para un cuadro medio extraño”, dijo la experta.

 
Península de Valdés, Chubut, Argentina.
CONAE
Además, “hay una zona de cultivos donde se ve como una cuadricula”, detalló. Y contó que también puede verse una foto del relieve montañoso de Tierra del Fuego.

 El Saocom 1B trabaja con determinada longitud de onda y tiene la capacidad de medir contenido de agua, penetrando la superficie para mirar debajo de ella.

 
Isla Grande de Tierra del Fuego, Argentina.
CONAE
Pero el Saocom 1B todavía no llegó a su posición final. Lo hará en diciembre y ahí empezará el proceso de calibración de los instrumentos.

“Tenemos que ajustar más de 60 posibilidades de observación. Los ajustes se realizan cuando se cumple el ciclo completo que es de 16 días. El satélite pasa por el mismo lugar en las mismas condiciones cada 16 días. Para calibrar hay que esperar eso, que pase por ciertos lugares en particular y hay que hacerlo con más de 60 posibilidades de observación. Es complicado. Para marzo y abril calculo que vamos a tener la información calibrada”, contó.

Y cerró resaltando la importancia de la misión que Argentina tiene ahora en el espacio: “El satélite está a primer nivel. Tiene una sensibilidad que no tiene ningún otro. En el exterior lo quieren, lo están pidiendo. Hay que aprovecharlo”.