En su gira por las diferentes localidades, Mauricio Macri asegura, bajo el lema de “Sí se puede” que la elección se puede dar vuelta, y que se forzará a una segunda vuelta electoral el próximo 27 de octubre.

Además, pide más fiscales con el fin de controlar los comicios, y pone en duda el gran resultado adverso que obtuvo Juntos por el Cambio en las PASO del 11 de agosto.

Asimismo, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval argentina (PNA) recibieron un pedido especial en las últimas horas, proveniente del Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich.

De igual forma se les solicitó tener un seguimiento de cerca en las urnas cuando estas son trasladadas a otro sector, en el caso de que un ciudadano con algún impedimento o dificultad física pueda sufragar.

Dicho seguimiento, a su vez, se piensa con el objetivo de evitar cualquier “trampa”, como puede ser el cambio de las boletas de Mauricio Macri por las de Alberto Fernández, candidato a presidente por la oposición.

Las otras aristas del operativo “Voto blindado” son contar con un abogado y fiscales generales por zona que estarán en contacto telefónico ante cualquier eventualidad. El objetivo, según el Gobierno es “cuidar los votos”.

Los fiscales designados en las mesas electorales también recibieron instrucciones para evitar cualquier tipo de fraude, como por ejemplo rodear de bancos vacíos el sector dónde se realizará el conteo para evitar que alguna persona se acerque y tenga la posibilidad de cambiar una lista por otra. Si bien se han pedido pruebas ante la denuncia por parte del oficialismo en las PASO, no han llegado pruebas concretas que lo compueben.

En segunda medida, se pidió a los fiscales contar primero los votos en blanco y nulos, en vez de dejarlos a un costado y realizar el conteo una vez culminados los del sufragio positivo