Impacto y horror: Revelaciones escalofriantes en el caso de Aralí Vivas, la niña hallada muerta en Córdoba

La muerte de Aralí Vivas, una niña de 8 años encontrada sin vida tras un incendio en Brinkmann, Córdoba, ha desencadenado una serie de revelaciones que agravan la gravedad del caso. Según el fiscal Oscar Gieco, uno de los imputados confesó espontáneamente que “era costumbre abusar de esa niña”. Este testimonio ha llevado a las autoridades a investigar la posibilidad de que Aralí haya sido asesinada para ocultar el abuso del que era víctima.

Por el homicidio de la menor están imputados Ezequiel Simeone, padrastro de la víctima, Cristian Hernán Varela, un amigo del primero, y Rocío Milagros Rauch, madre de Aralí, quien es considerada como partícipe necesaria del crimen. Gieco, subrogante de la Fiscalía de Instrucción de Morteros, ha indicado que el homicidio podría ser calificado como “criminis causa”, lo que implica que se perpetró para ocultar otro delito, en este caso, el abuso. La pena en expectativa para este tipo de acusaciones es prisión perpetua.

El informe forense revela que Aralí sufrió un “traumatismo craneal” y que su muerte ocurrió alrededor de la medianoche del 1 de noviembre, unas 14 horas antes de que su cuerpo fuera encontrado. Durante ese tiempo, sus dos hermanos convivieron con el cadáver sin darse cuenta de lo sucedido. Según Gieco, uno de los menores intentó despertarla, pensando que estaba durmiendo.

Los movimientos de los acusados fueron registrados por cámaras de seguridad, lo que ha permitido reconstruir su accionar el día de la tragedia. La secuencia muestra a Varela llegando en bicicleta a la casa de Simeone y una serie de idas y venidas que culminaron en un incendio a las 13.54, momento en que se alertó a los bomberos. Al ingresar a la vivienda, los bomberos encontraron el cuerpo sin vida de Aralí.

Las autoridades han recibido críticas por la falta de protección a la niña y sus hermanos. La comunidad de Brinkmann se ha manifestado exigiendo justicia y cuestionando a la UDER de San Francisco por permitir el retorno de Aralí y sus hermanos con su madre, ignorando advertencias sobre su entorno familiar riesgoso.