El Gobierno, a través del Decreto 375/2024 publicado en el Boletín Oficial, formalizó la decisión de aplazar el incremento en el impuesto sobre los combustibles líquidos (ICL), trasladando los efectos de la suba de mayo a junio. Esta medida tiene como objetivo estimular el crecimiento económico y garantizar un sendero fiscal sostenible, según lo indicado en el documento oficial.

La postergación del aumento, que inicialmente estaba programado para el 1° de mayo, busca también brindar previsibilidad al sector, asegurando que no habrá incrementos en los combustibles durante el mes de mayo. Sin embargo, a pesar de esta medida, los precios de la nafta y el gasoil ya han registrado un aumento del 4% desde el inicio de este mes.

Este incremento se atribuye a la devaluación mensual del peso frente al dólar, que ha sido del 2%, y al aumento del barril de petróleo. Si se hubiera aplicado la actualización prevista en el impuesto, se estima que el aumento habría alcanzado el 8%.

En este contexto, los precios de la nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) han pasado de $837 a $870, mientras que la nafta premium ha avanzado de $1.033 a $1.074. Por su parte, el gasoil común ha trepado de $883 a $918, y el gasoil premium ha avanzado de $1.123 a $1.167.

Aunque el Gobierno ha justificado esta medida como parte de su estrategia para reducir la inflación y aliviar la carga económica sobre la clase media, los efectos inmediatos se reflejan en los bolsillos de los consumidores, quienes ya han experimentado un aumento en los precios de los combustibles.