Un terremoto de magnitud 7,4 sacudió la costa de Taiwán en las primeras horas de la mañana, dejando a su paso al menos siete personas muertas y más de 700 heridas. El temblor, uno de los más fuertes que ha golpeado la isla en los últimos 25 años, cortó el suministro eléctrico en varias partes de la capital, Taipéi, y desató una alerta de tsunami para las islas del sur de Japón y Filipinas. Sin embargo, estas alertas fueron posteriormente levantadas al reducirse la amenaza de maremotos.

Las imágenes transmitidas por las estaciones de televisión de Taiwán mostraron edificios derrumbados en la ciudad de Hualien, cerca del epicentro, con reportes de personas atrapadas entre los escombros. El terremoto, que ocurrió frente a la costa oriental de Taiwán a una profundidad de 15,5 kilómetros, también se sintió en otras regiones, incluyendo Japón y China.

Japón emitió un aviso de evacuación para las zonas costeras de la prefectura sureña de Okinawa, ante la posibilidad de olas de tsunami de hasta 3 metros. Aunque un pequeño tsunami de 30 centímetros alcanzó la isla Yonaguni, las autoridades japonesas cancelaron la alerta de tsunami poco después. Filipinas también emitió una advertencia para sus zonas costeras, instando a la evacuación, pero posteriormente fue levantada.

El gobierno de Taiwán, junto con las autoridades locales, está llevando a cabo operaciones de rescate para buscar sobrevivientes y evaluar los daños. Aunque se reportaron edificios colapsados, el sistema de transporte, incluyendo el metro y el tren de alta velocidad, parece no haber sufrido daños significativos.

Este terremoto es recordado como uno de los más devastadores en Taiwán desde el año 1999, cuando un sismo de magnitud 7,6 cobró la vida de unas 2.400 personas y causó daños extensos. Mientras tanto, en Japón, los recuerdos de desastres pasados, como el terremoto y tsunami de 2011 que desencadenó la crisis nuclear de Fukushima, refuerzan la importancia de la preparación y la respuesta rápida ante eventos sísmicos.