Confianza: es la seguridad que alguien tiene en sí mismo, según indica la definición de la RAE. O bien, eso que recuperó ayer Edinson Cavani en su noche soñada en la Bombonera. Finalmente se le dio. El Matador rompió el maleficio que parecía tener con la red desde que se había puesto la camiseta de Boca por primera vez a mediados del año pasado y mostró su otra cara. En realidad, la cara que todos esperaban -y conocían- después de sus exitosos años en el fútbol europeo: la del goleador letal.

Hasta entonces, había exhibido una desconocida: impreciso, frustrado y falto de eficacia. Las estadísticas del uruguayo en el Xeneize preocupaban y, después del Superclásico, el crédito ya se le estaba acabando. Apenas tres goles en 20 partidos lo ponían en el ojo de la tormenta, de las críticas. Pero ayer dejó en claro que jamás hay que hacer sentencias definitivas con un 9 de jerarquía, más allá de lo que diga su DNI, y mucho menos si se llamaba Cavani.

Hat-trick en... ¡16 minutos! Sí, en casi un cuarto de hora el delantero de 36 años volvió a ser, recuperó sensaciones gracias a ese penal y luego no paró; lo dio vuelta con una definición deluxe por encima de Nahuel Losada y sobre el final cerró la cuenta con un gol bien de goleador, adentro del área, eso que tanto se le pedía.

¿Cómo se explica que haya convertido los mismos goles en ese breve lapso que todos los partidos anteriores?

Volvemos al principio: confianza. Y quien mejor que el propio Cavani para explicarlo: "Son esos momento que a veces tenemos que pasar los delanteros. Solo se sale con trabajo y dedicación, y ya son muchos años que uno anda atrás de la pelota. Me quedo muy feliz por el partido de hoy, por todo lo que significó".

Si de ahora en más se mantendrá esta nueva versión (o la "vieja", mejor dicho) del Matador, estará por verse, pero está claro que el aura cambió. El miércoles Boca visita a Unión y el domingo que viene vuelve a la Bombonera para medirse en el clásico con Racing. Y el charrúa allí dirá presente, agazapado para intentar volver a aparecer como anhelaba el hincha azul y oro, quien, pese a su mal momento, lo bancó y lo bancó (ayer, antes del partido, lo ovacionó en la entrada en calor).