“Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”, se canta y se escucha en cada celular, en cada tv, en cada radio, en la calle y sobre todo en Qatar, donde el próximo domingo la selección Argentina irá en busca de la gloria máxima ante Francia.

El hacedor de este grupo se llama Lionel Scaloni, el otro Leo, el “culpable” de que todos los argentinos estén subidos a la “Scaloneta”. Ese entrenador de perfil bajo, que demuestra con acciones lo que pretende y quien conduce a un grupo de jugadores que quieren hacer historia, nació en Pujato, a 155 km de Villa Cañás sobre la ruta nacional 33. “El interior existe”, dice Daniel Quaqcuarini, su presidente comunal, quien vive con mucho entusiasmo estas horas previas a la final. “Estamos muy emocionados por lo que está logrando Leonel y además por todo lo que ha logrado en su carrera. Más allá del resultado del domingo ya hicieron historia. La Copa América, la Finalísima, una final del mundo. Estamos muy contentos con su carrera”.

En diálogo esta mañana con FM Sonic, Quaqcuarini no escatimó en elogios hacia el hijo pródigo de este pueblo de 4000 habitantes: “Leonel siempre fue respetuoso, humilde, sencillo, con perfil bajo, nunca respondió a las críticas y siguió trabajando en la unidad del grupo”. Y contó detalles sobre lo que una vez le dijo personalmente acerca de la Selección cuando se reúnen a la hora de comer: “No existen mesas de seis. Siempre es un tablón. Eso habla de la unión del grupo, expresado en el abrazo de Messi con Scaloni post título en la Copa América”.

El recuerdo “del Scaloni niño/adolescente”

“Nos llevamos siete años. En 1992 yo era secretario de un diputado provincial y mantenía una relación muy cercana con su mamá, que era secretaria del Juzgado de Paz, por lo que debía realizar los trámites en Santa Fe”, describe el presidente comunal pujatense, quien agrega que Leo “venía muy poco como jugador y como director técnico vino más veces”. 

De su Pujato natal, Scaloni se fue a jugar a las divisiones inferiores de Newell´s, luego de jugar en Matienzo, su club local. “Leo fue perseverante, como toda su familia, que siempre lo apoyó y lo llevaban a Rosario a perseguir su sueño”, destaca.

“Lo recuerdo jugando a la pelota en la escuela con un bollito de papel en la escuela y andando en los kartings a bolillero en el boulevard, nuestras grandes diversiones”, rememora.

El entrenador

Scaloni demostró ser un entrenador muy detallista, meticuloso y atento a todos los detalles, esos que pueden definir un partido. En reiteradas situaciones, el propio técnico destacó que cada partido es una historia distinta y todos los encuentros se preparan en consecuencia. Un Mundial es la máxima expresión de este tipo de preparación, algo que dejó muy en claro una declaración de Scaloni hacia Quaqcuarini durante una tarde de mayo de este año en el pueblo: “Me dijo que estudiaba mucho a Francia porque era el equipo que mejor veía para llegar a una posible final”. Esa capacidad de vislumbrar el futuro también se la demostró en una charla más cerca en el tiempo, cuando en la casa de los padres de Lionel, le dijo que previo al Mundial sería bueno un “sacudón”, “un susto” para no llegar como candidatos. Ese sacudón ocurrió en el primer partido de la fase de grupos ante Arabia Saudita –derrota 2-1-, lo que le permitió a Argentina poder recuperarse a tiempo. “Hasta en eso coincidió”, agrega Daniel.

Una tragedia que sacudió a Pujato

Luego de que se diera a conocer la noticia de la muerte de Agustín Frattini en un accidente vial, tras la victoria ante Países Bajos en cuartos de final, el DT argentino envió un mensaje de apoyo para su querido Pujato: "Hoy es un día muy triste. Hubo un accidente de coche en el pueblo y estamos muy mal. Ha fallecido un chico y rezamos por él”.

El joven de 27 años falleció en la mañana del pasado viernes cuando circulaba por la ruta 33 muy cerca de Pujato y su auto impactó contra un árbol. “Tenemos sensaciones encontradas. Agustín era mi acompañante de viaje durante estos seis años en la Comuna, hijo del tesorero de la comuna y el sobrino de un compañero de escuela de Lionel. Ciro -el otro chico que lo acompañaba- está luchando por su vida”, describe el mandatario. “Más allá de eso, a Agustín le gustaría que se celebre un posible título mundial, así que de lograrse, el domingo algunos festejarán y otros no”.

Sobre este accidente, Quaqcuarini reclamó a las autoridades nacionales para que no ocurran más siniestros que se lleven la vida de los vecinos por una ruta en mal estado: “Durante la época de cosecha, pasan siete camiones por minuto, o sea más de 10.000 por día. Nos atraviesa a la mitad de la localidad y es nuestra avenida principal. Solo hacen falta reparar 28 km en mal estado, donde no hay guardrail, hay pozos, huellas y las plantas solo están separadas de la ruta por un metro y medio”.

Tras este nuevo accidente trágico, la mención especial que realizó Scaloni quizás generó que desde el gobierno nacional atendieran el reclamo del presidente comunal: “El próximo lunes viajo a Buenos Aires a reunirme con el ministro de Transporte Gabriel Katopodis y funcionarios de Vialidad. Asimismo, pedí una audiencia con el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, ya que si la ruta no se repara por un problema económico, depende de él”.

El viaje coincidirá con la vuelta de la selección Argentina al país luego de la final, por lo que el presidente comunal lo aprovechará para recibir a Scaloni: “Quiero reunirme con autoridades de la AFA –Asociación del Fútbol Argentino- y recibirlo a Lionel, siendo respetuoso con sus tiempos, homenajearlo a él y a sus jugadores”.

El sueño

“Los valores nunca se pierden”, dice Quacquarini, emocionado. Es que eso le dijo antes de ayer Corina Scaloni, la hermana del entrenador de la Selección desde Doha, Qatar. Intercambiaron mensajes y le agradeció el gesto de Leo de acordarse de Pujato y de la situación difícil que estaba que está atravesando.

La copa es el sueño de Scaloni, de los jugadores y de millones de argentinos. Una copa con la que seguramente el Lionel de Pujato, soñaba mientras pateaba aquella pelota de papel en la escuela de su pueblo.