Así fue que en el transcurso de la semana tomó estado público el gesto del trabajador de la planta de reciclaje Dardo Martìn Miranda quien, mientras realizaba su trabajo cotidiano de separación de residuos en la planta de reciclaje de la ciudad de Rufino, halló un bolsa que contenía 3 mil dólares, emocionado compartió la novedad con sus compañeros y su alegría fue completa cuando apareció una persona manifestando que era el propietario del dinero y dando una descripción de la bolsa que lo contenía, lo que a entender del trabajador estaba justificada su propiedad y se los entregó de buena fe.
Sin embargo eso valores morales no habrían calado tan hondo en sus compañeros de trabajo, quienes urdieron una trampa y avisaron a un compinche sobre el hecho y este se acercó en calidad de propietario a reclamar su dinero extraviado y se retiró con el mismo.
Pero la historia tenía otro capítulo y otra vez valores como la honestidad y la verdad salieron a relucir en otra persona y la noticia llegó hasta la responsable de la planta quien radicó la denuncia en sede policial sobre el hallazgo y la entrega.
Tras ser informado por las autoridades, la tarde del viernes se hizo presente en la ciudad el fiscal Horacio Puyrredòn quien se interiorizó de los hechos con las autoridades municipales y las fuerzas policiales del CRE, Comisaría 3era y Policía Científica, con colaboración de PDI Venado Tuerto, tomando testimoniales desde las 13 hasta las 23:00. Con los datos recabados en la jornada de hoy sábado se realizaron cuatro o cinco allanamientos en domicilios de Rufino donde se secuestraron 1.900 dólares, teléfonos celulares que deben ser peritados.
Puyrredòn adelantó que tres hombres y una mujer serán citados el lunes para realizar la audiencia imputativa por Estafa en los Tribunales de Rufino.
Al respecto el funcionario del MPA aclaró que cuando una persona halla un bien que es de otra automáticamente se convierte en custodio del mismo, en consecuencia y en este caso las personas sospechadas de la maniobra fraudulenta estafaron a Miranda en su buena fe para apropiarse del dinero, que a partir de su secuestro pasa a depósito judicial hasta tanto se determine la propiedad.