Donde se alcanzó la cifra de 6.728 kilos decomisados por diferentes irregularidades. Además hubo dos clausuras, muchos emplazamientos y notificaciones.

La secretaria de Control Urbano, Silvia Rocha, indicó que desde el área de Seguridad Alimentaria (ex Bromatología) se efectuaron controles de rutina y otros surgieron desde Inspección General por renovación de habilitación, pero “terminó siendo una actividad importante de control que terminó con decomisos. Después de tres meses de gestión, nos encontramos con la mala sorpresa de que ya decomisamos 6.728 kilos de distintos tipos de alimentos. Los rubros sobre los que se trabajó son todos aquellos que tienen que ver con la elaboración, producción y venta de alimentos, desde rotiserías, restaurantes, casas de repostería, supermercados, venta ambulante, etc”, enumeró.

Rocha explicó que desde el Municipio “vamos con la intención de controlar pero también de asesorar y educar, porque entendemos que la existencia de tanto alimento decomisado guarda relación con la falta de capacitación que necesita la gente que manipula productos alimenticios”.

Por eso, además de los controles, se implementó el carnet de manipulador de alimentos, que reemplaza a la libreta sanitaria: “En este contexto, al participar del dictado de los cursos, muchas personas adquieren un conocimiento básico para poder ejercer la actividad”.

Clausuras y controles

Silvia Rocha afirma que la presencia de alimentos vencidos o que no cumplan las condiciones adecuadas de preservación obedece a “desconocimiento, desidia, negligencia y a veces intención, particularmente cuando se adultera una fecha de vencimiento de un producto, sin pensar en el impacto que puede haber en la salud de la gente”.

En las inspecciones realizadas se encontraron con ese tipo de irregularidades, en particular con un caso muy grave que es de público conocimiento en un local de venta de artículos de repostería. “Eso pasó a manos del Ministerio Público de la Acusación, que el último viernes tuvo una nueva instancia con un allanamiento de la policía por el delito de adulteración”, contó la funcionaria. Cuando se trata de un alimento vencido o en depósito en mal estado la intervención es del ámbito municipal desde el Tribunal de Faltas.

“Las clausuras se han dado en el marco de falta de habilitación y algunas por total falta de higiene y normas de seguridad que puedan poner en peligro a la seguridad de la gente que está adentro”, añadió Rocha, remarcando que la intención del Municipio no es llegar a esa instancia, sino “educar y concretar un trabajo que faltó durante mucho tiempo, que le competen a Seguridad Alimentaria y deberían ser de todos los días, porque todo local antes de abrir las puertas debería tener todas las condiciones de seguridad para funcionar y también con los alimentos. La apuesta es cambiar conductas, no sólo de los dueños de los locales, sino también de quienes van a comprar”, sostuvo.

En tal sentido, la secretaria de Control Urbano le hizo un pedido a los consumidores: “Si hay un producto que evidentemente perdió la cadena de frío o que está en góndola con fecha vencida, está bien hacérselo saber al dueño y denunciarlo, lo mismo cuando hay productos fraccionados en bandeja y no tienen ninguna fecha, solamente una etiqueta con precio. Esos controles tiene que hacerlos el consumidor”, solicitó.