Un día histórico para el país. No sólo por el traspaso de mando de un presidente no peronista a un peronista en tiempo y forma, sino porque la entrega del bastón y la banda se hizo en paz en medio de una Sudamérica convulsionada. Alberto Fernández asumió la presidencia de Argentina ante la Asamblea Legislativa luego de cuatro años de gestión de Mauricio Macri.

Con un acto masivo, el ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner se convierte en el séptimo presidente electo desde el regreso de la democracia y toma el mando, debiendo afrontar el complicado desafío de encarrilar un país con altos niveles de pobreza y desocupación y con una economía en crisis.

Cientos de miles de personas se movilizaron desde muy temprano para sumarse a los festejos populares que acompañaban las ceremonias de traspaso en la zona del Congreso. También hubo movilizaciones en la casa de Florencia Kirchner, donde estaba la vicepresidente electa Cristina Fernández de Kirchner, y en el domicilio de Alberto Fernández, que salió del mismo en su propio auto, manejando.

Minutos antes de las 12 del mediodía, tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner juraron ante la Asamblea Legislativa, en medio de aplausos y gritos a su favor.

 
 
Tras los juramentos se realizó el traspaso de la banda y el bastón, con la presencia del presidente hasta la fecha, Mauricio Macri.

 
«Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina, en pos de la construcción de un nuevo contrato ciudadano social. No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro«, expresó Alberto Fernández en sus primeras declaraciones como presidente de Argentina.

«El 10 de diciembre de cada año no es un día más en la historia argentina. Es una jornada en la que celebramos haber sepultado la más cruel dictadura que hemos tenido que soportar«, apuntó, y siguió: «Las debilidades e insuficiencias de la democracia, se resuelven con más democracia. Los vengo a convocar a la Argentina que viene, hoy más que nunca es necesario poner a Argentina de pie«.