Ana María Alurralde, hermana del juez federal de Reconquista Aldo Alurralde, es intensamente buscada por policía de la ciudad de Santa Fe a partir de un a denuncia por averiguación de paradero presentada por el cuñado del magistrado.

Según pudo conocerse nada se sabe de la mujer de 57 años desde ayer cuando según relató su pareja al levantarse por la mañana encontró una esquela escrita a mano en la que supuestamente Ana María le indicaba que salía para mostrar la casa de su madre, que está a la venta, y que se llevaba el auto, un VW Gol Power color gris, dominio D/HKF-684. Con el correr de las horas la investigación quedó en manos de la fiscal de la unidad de homicidios de Santa Fe Ana Laura Gloria. Aldo Alurralde es juez federal de Reconquista desde Septiembre de 2009.

A partir de los datos todo lo que se conoce del expediente es de manera extraoficial. Según distintos voceros pudo conocerse que la pareja de la mujer fue demorada ya que la fiscal habría encontrado incongruencias en su testimonio.

Por otra parte, y dentro de lo extraoficial, se indicó que peritos de criminalística habrían detectado mediante la prueba de luminol rastros de sangre en la vivienda de la pareja. La representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA) ordenó secuestrar la esquela que Ana María habría dejado anunciado su ausencia y comisionó a personal de la Policía de Investigaciones (PDI) para que tome testimonios y trabaje en territorio.

Ana María Alurralde vive en pareja con su concubino desde hace 20 años y, se acuerdo a lo mencionado por distintos voceros “la pareja no tiene denuncias de violencia de género o malos tratos”. El hombre demorado, de 66 años, es jubilado y propietario de 2 remises. Residen en una barriada lindante al cementerio municipal De la Vera Cruz de Santa Fe, en inmediaciones de Regis Martínez al 4000. La casa que Ana María iba a mostrar está ubicada a unas 40 cuadras de distancia de su residencia.

Fuentes consultadas indicaron que además del cuadro descripto al contexto se suma que el juez Alurralde es un magistrado que intervino en causas resonantes sobre narcotráfico en el norte provincial y que ha recibido varias amenazas en el último tiempo. La última cuando recibió el cuerpo de un gorrión aplastado en su oficina del Juzgado Federal de Reconquista.