Becciu renuncia a participar en el Cónclave y acata el veto de Francisco

El cardenal Giovanni Angelo Becciu, de 76 años, comunicó oficialmente su renuncia a participar en el Cónclave que comenzará el próximo 7 de mayo para elegir al nuevo Papa. Vetado previamente por el papa Francisco, Becciu aseguró que su decisión busca "el bien de la Iglesia" y la "serenidad" del proceso, al tiempo que reafirmó su inocencia respecto de las acusaciones que derivaron en su condena judicial.

"He decidido obedecer la voluntad del Papa Francisco, permaneciendo convencido de mi inocencia", expresó Becciu a través de un comunicado difundido por Vatican News este martes.

Durante las reuniones previas al Cónclave, se presentaron dos cartas firmadas por Francisco —una fechada el año pasado y otra en marzo— que confirmaban formalmente la exclusión del cardenal. Si bien Becciu había manifestado públicamente que no había sido notificado de manera explícita, el Vaticano ratificó que su participación en la votación estaba prohibida, según reportó el portal Newsweek Argentina.

La situación generó incomodidad en el ámbito eclesiástico, e incluso cardenales como Fernando Filoni admitieron que provocó "sufrimiento" entre los miembros de la Curia.

Becciu fue condenado en 2023 a cinco años y medio de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos en el Vaticano, tras un juicio histórico en el cual se lo encontró culpable de malversación de fondos. La investigación apuntó, entre otras irregularidades, a la compra de un edificio en Londres con recursos del Óbolo de San Pedro —destinados originalmente a obras de caridad— y a transferencias hacia una ONG vinculada a su hermano en Cerdeña.

El escándalo no solo impactó en el terreno judicial, sino que también golpeó la estructura interna de la Santa Sede. Becciu, quien entre 2011 y 2018 ocupó cargos de gran peso, como la Prefectura de la Congregación para las Causas de los Santos, vio así truncada su carrera dentro de la jerarquía eclesiástica.

La ausencia de Becciu en el Cónclave marca un nuevo capítulo en la política interna del Vaticano, en un momento de máxima sensibilidad para la Iglesia Católica.