Grave mortandad de peces en La Picasa: la crisis ambiental golpea a pescadores

Una crisis ambiental sin precedentes
La laguna La Picasa, ubicada en el sur de la provincia de Santa Fe, atraviesa una de las peores crisis ambientales de los últimos años. La prolongada sequía, sumada a la habilitación del bombeo sur y la clausura de canales clandestinos, ha generado una drástica reducción en el nivel del agua, provocando la muerte masiva de peces, principalmente pejerreyes. La imagen de miles de peces flotando en la superficie ha encendido las alarmas entre los pobladores y las autoridades locales.

El impacto económico y social
El desastre ecológico no solo afecta a la biodiversidad de la zona, sino que también pone en jaque la economía regional. Cerca de 300 familias dependen directamente de la pesca en localidades como San Gregorio, Diego de Alvear y Aarón Castellanos, donde la actividad pesquera es una fuente fundamental de sustento.

Jesús Molina, pescador de San Gregorio, explica: "La laguna comenzó a bajar con el bombeo sur y el calor terminó matando al pejerrey. Nos quedamos sin trabajo de un día para otro".

Por su parte, en Diego de Alvear, la situación es aún más crítica. Con más de 150 familias dedicadas a la pesca, el colapso de la laguna ha dejado a muchos sin ingresos. "Acá trabajábamos en conjunto con los otros pueblos, porque la pesca demandaba mucha mano de obra. Ahora, con la crisis, no tenemos ningún tipo de ayuda", señala Diego Leiba, otro pescador de la región.

La cadena productiva, paralizada
La actividad pesquera en La Picasa no solo incluye a quienes extraen el pescado, sino también a una cadena de trabajadores que participan en su procesamiento y comercialización. "Desde el que tira el trasmallo hasta el que embolsa el filet para su distribución, todos dependen de la laguna", explica Leiba. La paralización del sector ha generado un impacto negativo en los comercios locales y la economía de los pueblos cercanos.

Piden medidas urgentes
Los pescadores y las autoridades comunales exigen soluciones inmediatas para afrontar la crisis. Si bien en algunos casos han recibido asistencia por parte del gobierno provincial y local, en localidades como Diego de Alvear la ayuda aún no ha llegado.

Mientras tanto, la laguna sigue perdiendo volumen y la incertidumbre crece entre los habitantes que dependen de ella. La necesidad de una intervención estatal urgente y de políticas de preservación ambiental se vuelve cada vez más evidente.

La crisis en La Picasa deja en evidencia la fragilidad de los ecosistemas y la dependencia de muchas comunidades de los recursos naturales. Sin acciones concretas, la situación podría agravarse aún más, afectando no solo al sector pesquero, sino a toda la región.