Una moneda común sudamericana: en qué consiste la propuesta

La propuesta de crear una moneda única para Sudamérica procura anticiparse a una «gran discusión» sobre «el mundo inaugurado por las sanciones a Rusia», afirmó un miembro del equipo económico del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula de Silva, autor de la iniciativa.

Internacionales 09 de mayo de 2022 Oscar A Canavese Oscar A Canavese
America-del-sur

Lula dijo hace una semana que, en caso de acceder a un tercer mandato como presidente de Brasil, planifica la construcción de una moneda común sudamericana, bautizada sur, que le reduzca protagonismo al dólar en el comercio regional pero al mismo tiempo garantice la soberanía de las monedas nacionales.

La idea es diferente del euro, la moneda común de 19 países de la Unión Europea (UE) que reemplazó a las monedas nacionales y que depende un único Banco Central Europeo: en el caso del sur, dijeron fuentes del equipo de Lula, la propuesta es que cada país mantenga su moneda nacional.

El proyecto se inspira en la propuesta de una moneda internacional, el bancor, que el economista británico John Maynard Keynes presentó a las potencias que estaban por ganar la Segunda Guerra Mundial en la conferencia de Bretton Woods, Estados Unidos, en 1944, para sortear las crisis del sistema previo del patrón oro.

La propuesta fue rechazada por la conferencia que diseñó las políticas económicas mundiales de la posguerra, y el dólar estadounidense pasó a ser el patrón monetario de referencia internacional en reemplazo de libra esterlina y el oro.

Al frente de esta ingeniería financiera que llevará Lula a sus vecinos en caso ganar las presidenciales del 2 de octubre están el cada vez más escuchado por Lula Gabriel Galípolo, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro y presidente entre 2017 y 2021 del banco de inversiones Fator, y el exministro de Educación Fernando Haddad, posible candidato a gobernador de San Pablo por el Partido de los Trabajadores de Lula.

Apoya también la idea el excanciller y exministro de Defensa Celso Amorim, principal referente en política exterior de la campaña de Lula 2022.

«No queremos que Sudamérica sea nuevamente un actor de reparto en el diseño de una nueva ingeniería monetaria internacional. Hay que estar preparados para tener una fuerza propia«, dijo una fuente del equipo económico de Lula.

El propio Lula, en dos actos recientes, dijo que reducir la dependencia del dólar y crear una moneda sudamericana estaban dentro de su plataforma, sobre todo en el escenario abierto por la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) de sancionar a Rusia por invadir Ucrania quitándolo del sistema de pagos internacionales (Swift).

En 2009, cuando Lula transitaba por su segundo mandato con alto crecimiento y popularidad, propuso en forma tibia la creación de una moneda para los países emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a la vez que inauguró con Argentina, en 2008, el sistema de pagos en monedas locales, que continúa hasta hoy pero con menos del 5% de influencia en el comercio bilateral.

Sobre el proyecto

La idea de sur está basada más en el plan de Keynes de crear un sistema internacional de compensación de monedas y no en el Tratado de Maastricht que forjó la UE, donde todos los países renunciaron a sus monedas, dependen de un Banco Central único y sufren asimetrías insalvables, como los casos de la poderosa Alemania exigiendo reformas económicas a la debilitada Grecia, aun siendo pares dentro del bloque.

«Nuestra intención -dijo el interlocutor de Lula- es tener una moneda que permita garantizar la soberanía nacional de todos los países. Es una propuesta vinculada a la de Keynes para las relaciones entre los países cuando propuso un método de pagos internacional llamado bancor. ¿Por qué Argentina y Brasil están condicionados a una moneda de un tercer país, de la cual no tenemos ningún tipo de gestión?«.

Similar a la propuesta de Keynes, la emisión de sur se acompañaría de la creación de una autoridad o institución monetaria supranacional donde cada país integrante del sistema tendría abierta una cuenta y aportaría un capital inicial de sus reservas internacionales y sus saldos comerciales entre los países de Sudamérica, para que la institución pueda financiar, a la vez, proyectos de infraestructura, funcionando como un banco de fomento regional sin depender de préstamos externos anclados en el dólar.

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