Qué le piden a Alberto Fernández los principales dirigentes gremiales que apoyan su candidatura

Tras el resultado de las PASO, los líderes gremiales de mayor peso comenzaron a filtrar qué espacios de la administración pública aspiran a ocupar

País 28 de septiembre de 2019 Oscar A Canavese Oscar A Canavese
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Desde trabajo hasta deporte. Los sindicatos que apoyan la candidatura presidencial de Alberto Fernández tienen armada una larga lista de “espacios” que pretenden ocupar en caso que la fórmula que completa junto a Cristina Kirchner acceda a la Casa Rosada en reemplazo de su actual inquilino, Mauricio Macri.

 
“Somos un factor de poder. Ahora queremos ocupar el poder”, razonan ante Infobae importantes dirigentes agrupados en la multisectorial 21F, la amplia corriente sindical que encabezan los camioneros Hugo y Pablo Moyano.
Doce fueron los gremialistas con los cuales dialogó este medio para conocer de primera mano las intenciones de las principales espadas sindicales del país en caso que “su candidato” acceda al sillón de Rivadavia.
Es obvia la intención de los gremios: que un hombre propio ocupe el Ministerio de Trabajo. Pero hay otras áreas a las que pretenden acceder, quizás no de manera personal, pero sí con personas de su confianza. Salud y la Superintendencia de Servicios de Salud, Desarrollo Social, Trasporte, Obras Públicas, Deporte, PAMI y varias direcciones y subsecretaría.

El jueves pasado, como informó este medio, Fernández expuso sus propuestas y brindó su apoyo ante 800 congresales de FATSA, el gremio de la Sanidad del cual Héctor Daer es su secretario general. El sindicalista, también es uno de los titulares de la CGT, y el apellido que suena más fuerte como posible ministro de Trabajo.
 

Aunque no es el único. Un ala importante del sindicalismo impulsa para ese mismo cargo a Héctor Recalde. Abogado, especialista en derecho laboral, es un hombre de estrecha confianza de Hugo Moyano. Fue, además, abogado de la CGT, y jefe de bloque de Diputados del Frente Para la Victoria (FPV).
En 2017, por ejemplo, fue acusado por el Presidente Mauricio Macri de formar parte de la "mafia de los juicios laborales".
Además de estos dos posibles candidatos, en la lista se suma una tercera voz, el ex ministro de Trabajo kirchnerista, Carlos Tomada. El actual legislador de la ciudad, tiene el aval de Cristina Fernández de Kirchner, y de un gremio con 120 mil afiliados y que de a poco comienza a tener preso propio, UTEDyC en el entorno del peronismo.
La presencia de Fernández ante los congresales de Sanidad, fue un gesto político y un espaldarazo a Daer, no solo por su relación de amistad de años, sino también como gratitud por el armado que este realiza: le juntó y le organizó las reuniones con la mayoría de los gremios.
“Ambos, están haciendo puro peronismo”, confía un hombre que trabaja codo a codo con el hombre que hace 19 años está al frente de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad.
En cada una de esas reuniones los dirigentes sindicales le dejan al candidato un mismo mensaje, ninguno pide nada hoy. Prometen “acompañar”, y esperan el “pago”.
La contraprestación sí llega a oídos de los colaboradores más inmediatos de Fernández, entre ellos Felipe Solá, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires con buen ascendente entre el núcleo duro de los gremios, entre ellos Camioneros.
 

Tanto es así que ya con vista a las elecciones PASO, donde el gran triunfador fue Alberto Fernández la Mesa de Acción Política del Partido Justicialista nacional se amplió con la incorporación del diputado Solá y de tres líderes sindicales indiscutibles: Hugo Moyano, Daer, y Ricardo Pignanelli de SMATA.
Pero así como los gremialistas dejan deslizar los “espacios” que aspiran ocupar en un posible gobierno de la fórmula Fernández-Fernández, Alberto también argumenta que para un exitoso primer período presidencial, y máxime los tiempo económicos extremadamente difícil que se avecinan, la “unificación” de la CGT es clave.
Ya hay quienes trabajan en ese sentido. Sergio Palazzo, el titular de La Bancaria, por ahora, es uno de los nombres que aparecen con fuerza.
Su figura aglutina la simpatía de la mayoría de sus pares. Es un hombre que está cerca de los Moyano, pero también de Daer y del propio Fernández.
Luis Barrionuevo, titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA); y líder de la CGT paralela, Azul y Blanco, al menos por ahora, está bien lejos de este armado. Su central obrera es la única pata gremial que apoya la candidatura presidencial de Roberto Lavagna.


¿Qué piden los gremios?
El área clave, como es lógico, es el ministerio de Trabajo. No hay ninguna duda que Fernández nombrará a un hombre surgido del gremialismo y con el mayor consenso posible dentro del sindicalismo.
Pero no se conforman sólo con el ministro. Para ellos son tan importante o más, Direcciones y Delegaciones Regionales, las denominadas “Agencias Territoriales”.
Son la representación de la por ahora Secretaría de Trabajo y Empleo en todo el país. Se encargan, fundamentalmente del control del trabajo no registrado, y los conflictos laborales. En total, son 41 Delegaciones Regionales. Once de ellas están ubicadas en la provincia de Buenos Aires.
Dentro de la misma cartera de trabajo, hay otro organismo descentralizado apetecible para los sindicalistas, y sobre el cual Fernández y sus colaboradores no se expresaron ante la sugerencia gremial: la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
Entre otros puntos salientes, la SRT controla a las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART). Estas son las que otorgan las prestaciones médico-asistenciales y de indemnización en caso de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales. Es decir un área que no suele estar en el candelero pero dónde se maneja dinero y poder.
 

El actual ministerio de Salud y Desarrollo Social es otro de los “espacios” deseados por los gremios. Fernández ya prometió que desdoblará la cartera - unificada por el macrismo- y volverá a darle el rango ministerial a Salud, que hoy día es secretaría.
Si un hombre vinculado a ellos escala a esa posición, mucho mejor, pero claramente no apunta a la figura de ministro, sino a tomar puntos clave como el área de la cual dependen las obras sociales, entre ellas las sindicales y que es la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), y con la cual el gobierno de Cambiemos mantiene una deuda de unos $32.000 millones.
El hombre clave del sindicalismo en ese sector es José Luis Lingeri. De hecho, el secretario general de Obras Sanitarias, estuvo a cargo de la Administración Nacional del Seguro de Salud (Anssal) en el gobierno de Carlos Menem.
En 1996, y a través del decreto presidencial 1615, el menemismo, aduciendo mayor eficacia y transparencia, fusionó a la Anssal con otros dos organismos; la Dirección Nacional de Obras Sociales (DINOS) el Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS), para crear la Superintendencia de Servicios de Salud, un espacio que quiso ocupar Moyano, pero que por lo general recayó en manos de hombres de Lingieri.
Es más, Macri, apenas asumió, designó en la SSS, es decir el manejo de la caja de las obras sociales a Luis Alberto Scervino, el director médico de la obra social del gremio de Lingeri.
Moyano, de todos modos, tuvo participación en la llegada de Scervino a la SSS. Su nombramiento, el 18 de diciembre de 2015, fue acordado por Macri con la CGT, que por entonces era presidida por el líder camionero, y la de Antonio Caló, el secretario general de la Unión de Obreros Metalúrgicos (UOM).
 

El gastronómico Luis Barrionuevo también supo tallar en este sector. Antes que Lingieri, Menem le puso al frente del Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS), que después pasaría a llamarse ANSSAL y ahora es la mentada Superintendencia de Servicios de Salud.
Solo para comprender la importancia estratégica de este organismo una brevísima explicación: cada trabajador sindicalizado aporta una parte de su cuota a la obra social gremial como parte de la Administración de Programas Especiales (APE). Esos aportes van a un fondo que debe ser redistribuido en función de los casos de alta complejidad que atiende cada obra social, por ejemplo, tratamientos contra el cáncer, la hemofilia o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Pero casi nunca estos aportes son abonados a las prestadoras de salud en cuanto se presentan las carpetas médicas.
Peor aún durante la última gestión presidencial de Fernández de Kirchner. En los últimos años del ciclo kirchnerista, se cortaron parte de estos pagos hasta acumular una deuda aproximada a los 30.000 millones de pesos.
El hombre de consulta clave de Fernández en Salud Ginés González García, el médico que ocupó ese ministerio durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.

De excelente relación con los sindicalistas, el ex embajador argentino en Chile –designado por Cristina Fernández- estuvo presente el jueves en Córdoba durante la ponencia de Alberto Fernández ante los congresales de sanidad.
Y, para que no quedasen dudas, posó para las fotos junto a Felipe Solá, Daer y el candidato.
Dentro de la misma área, aunque por fuera de Salud, el PAMI -la obra social de los jubilados-, considerada como el quinto presupuesto del país, es otra área clave en la cual los gremialistas quisieran aterrizar a través de un hombre de confianza.
Barrionuevo y el radical Enrique “Coti” Nosiglia, supieron tener gran influencia, se presume por negocios a través de prestadoras y servicios de ambulancias, entre otros rubros.
Cuando Graciela Ocaña, la “hormiguita”, llegó a la presidencia de ese organismo –designada por sugerencia de Alberto Fernández, cuando este era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner-, se encargó de desarticular supuestos negociados que mantenían prestadoras no solo vinculadas presuntamente a Barrionuevo, sino a otros dirigentes sindicales, lo que le valió la enemistad de varios popes sindicales, entre ellos de Moyano, aunque con este la riña venía de cuando Ocaña reemplazó a González García en el ministerio de Salud.
Como se ve, los nombres no dejar de mezclarse como en un mazo de naipes.


Durante la rueda de Infobae con sindicalistas, un área hasta ahora no mencionada, apareció en escena. La secretaría de Deportes.
Si bien el nombre cantado para ese cargo parece ser el de Claudio Morresi, algunos gremios, sobre todo el de UTEDyC, verían con agrado ocupar algún espacio de poder allí.
Morresi ya ocupó esa cartera en 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Llegó al cargo de la mano del entonces jefe de Gabinete, Fernández.
Hoy por hoy el ex futbolista nacido en las inferiores de Huracán, ocupa el cuarto lugar en la lista de candidatos a la legislatura porteña que lleva a Matías Lammens como aspirante a suceder a Horacio Rodríguez Larreta.
Los integrantes del gremio de UTEDyC tienen razones para considerar que algún hombre de su confianza podría llegar a ocupar cargos en la secretaría de Deportes de la Nación.
Si bien el titular de Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles es Carlos Orlando Bonjour, uno de los secretario gremiales (deportes) de las 62 Organizaciones Peronistas -que forman parte de la CGT-; el secretario General de la Seccional Capital Federal, Marcelo Orlando, mantiene una impecable relación no solo con Morresi, sino también con Lammens a quien conoce por su actividad como presidente del club San Lorenzo de Almagro.
Como se ve, cada uno atiende su juego, aunque en este caso con bajísimo perfil.
El ministerio de Desarrollo Social es, junto a Trabajo, el área en disputa entre el gremialismo. Todos quieren poner una basa en la repartición que hoy comanda Carolina Stanley.


Según pudo conocer este medio de fuentes inapelables, los principales sindicalistas del país, Hugo y Pablo Moyano, Daer, Caló, Palazzo, Omar Maturano, Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña, Andrés Rodríguez, Linghieri, Roberto Fernández, Abel Frutos, Jorge Sola, entre otros, le expresaron, de una manera u otra al candidato sus intenciones de tener hombres de su referencia en el ministerio que estaría en manos de Daniel Arroyo, el diputado vinculado a Sergio Massa y con aceitados vínculos, no solo con los el mundo gremial, sino también con los movimientos sociales y otras organizaciones, como La Alameda, conducida por Gustavo Vera, un hombre muy cercano al papa Francisco, y que también forma parte activa de la multisectorial 21F cuyo referente principal es Camioneros, un gremio conducido por octavo mandato consecutivo por Hugo Moyano, y que es acompañado por su hijo Pablo.


Desde el ministerio de Desarrollo Social y la ANSES se distribuyen el cien por cien de los 60 mil planes sociales distribuidos entre los más necesitados.
Manejar esa enorme caja es la aspiración de políticos y sindicalistas.
Solo desde la ANSES en el mes de agosto –el número aún falta ajustar- se destinaron unos cuatro mil millones de pesos solo por Asignación Universal por Hijo (AUH) y otro monto similar a través del Sistema Único de Asignaciones Familiares(SUAF). La suma supera los nueve mil millones de pesos si se suman los aportes previsionales y subsidios por desempleo.
La importancia de ocupar cargos en la ANSES por parte del sindicalismo es solo una aspiración. En este punto no hay compromiso alguno por parte del candidato.
De la ANSES surgieron figuras como la de Amado Boudou, a la postre Vicepresidente de la Nación; y Sergio Masa, el ex candidato a la presidencia de la nación, y hoy un referente importantísimo para el armado político de Fernández, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, pero también en la relación con algunos gobernadores.
Hay otros espacios que son claves para los sindicalistas y así lo hacen saber. El ministerio de Trasporte y dependencias como la subsecretaría de Transporte Ferroviario, la subsecretaría de Transporte Automotor, Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante (maneja todos los puertos).
Lo que antes era la subsecretaría de Transporte Aerocomercial, que ahora está en manos del secretario de Transporte, es otro espacio clave.
Allí los hombres de La Asociación Argentina de Aeronavegantes, conducida por Juan Pablo Brey, tienen puesto un ojo.


Ese cargo lo supo ocupar otro sindicalista, Ricardo Cirielli, el secretario general la Asociación el Personal Técnico Aeronáutico de la República Argentina (APTA).
Cirielli tuvo un paso tumultuoso por la administración kirchnerista, sobre todo después de las denuncias que este le realizara al entonces secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, hoy detenido por varios casos de corrupción y la tragedia de Once.
En el enorme listado de pedidos por ocupar espacios que recibirá, o que ya recibió a modo de sugerencia Alberto Fernández figuran, entre otras la Dirección Nacional de Transporte Automotor de Pasajeros y la Dirección Nacional de Transporte Automotor de Cargas
De manera directa y sin vueltas dirigentes de Camioneros, del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (que conducía el hoy preso en su domicilio Omar “Caballo” Suárez) y ahora a cargo de Raúl Omar Durdos; y desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA), cuyo secretario general es Roberto Fernández; dejaron saber a Infobae que sus gremios aspiran a ocupar algún lugar destacado en áreas del ministerio de Trasporte.
El área de Obras Públicas también figura en el listado de espacios a ocupar, pero allí aún no hay nada definido.
Desde el descalabro kirchnerista que dejó Julio de Vido (preso) en el ex ministerio de Planificación Federal todos caminan como si el lugar estuviese tapizado con huevos sin hervir.
Además la Secretaría de Planificación Territorial y Coordinación de Obra Pública, está bajo dependencia de Ministerio del Interior. Es decir la cartera política del Presidente. Una de las áreas más importantes en cuanto a la relación de la Casa Rosada, por ejemplo, con los gobernadores y la oposición.
Como se ve, las aspiraciones gremiales por ocupar espacios de poder son enormes. La pregunta que entre ellos se hacen es. “¿Cómo nos va a pagar Alberto?”.
Para el interrogante aún no hay respuesta.

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